Mi gran boda, que lindos recuerdos vienen a mi mente. Siempre fui una soñadora y siempre quise una boda de cuentos de hadas, y creo, que la tuve. Me corrijo, SI! la tuve.
Obviamente todo esto empezó con una gran historia de amor hace ya más de 5 años cuando conocí a Matías, una persona maravillosa que me enamoró y robó mi corazón.
Cuando empezamos a planear la boda lo único que sabíamos era que queríamos la boda de mis sueños. Por ello estuve en todo los detalles y empecé a disfrutar nuestra unión mucho antes de que ocurriera.
El diseño de los vestidos fue fácil, siempre supe que iba a llevar más de una vestido. Mi vestido principal tenía que ser "de cuento" con una gran cola y un bustier completamente bordado a mano.
El primer boceto en grafito que dibuje es casi el reflejo del diseño final. Claro que tuvo cambios que se fueron realizando en las pruebas pero el espíritu no cambio.
Espere un viaje a la capital de mi madre, Inés, para poder ir a comprar las telas, necesitaba su compañía y su ojo experto. Todas necesitamos en esos momentos alguien que nos conozca y en quien confiemos.
Cuando fuimos las dos estábamos de acuerdo que la gasa de seda natural era lo mejor opción y en color, el marfil.
Creo que el blanco puro es demasiado estridente y sobre el marfil o blanco natural los bordados se despegan más, a su vez es cálido a la vista.
El cuerpo del vestido ya sabíamos que iba a ser todo transparente y el bordado se fue definiendo en mi atelier, alla tengo muchos cristales, piedras y guipiur y cuando me puse a hacer la muestra de bordado, como siempre hago con mis diseños, sola se fue realizando.
La falda al bies y amplia, no es la tendencia de hoy, pero una novia no tiene que estar a la moda, creo que un vestido de novia tiene que reflejar el espíritu de la novia, y estar acorde con el estilo de la boda. Y la cola de vestido siempre fue planteada como amplia y larga, siempre supe que queria mucha tela y como iba a cambiarlo antes del Vals, no me importo la incomodidad lógica de la misma.
Si bien el bustier es completamente transparente, el diseño no tiene un espíritu sensual. La idea era relajar y descontracturar un bordado completamente cargado en una base de guipiur suizo bordado a mano con cristal de roca, strass de cristal, palettes, perlas de nácar y mostacillas; un bordado artesanal que le llevó varias semana a mis bordadoras y sus amorosas manos.
El volumen amplio realizado con cantidad de capas de tul nupcial para lograr una falda liviana y con mucho volumen fue una de las primeras cosas que supe, incluso antes de conocer a Mati.
Adoro el movimiento y la sensación de sentirme un niña al jugar con metros y metros de seda y tul.
Puedo decir que no siempre el volumen es incomodo y no te deja bailar.